Celos entre hermanos

El sentir celos es una reacción natural del hijo mayor hacia el más pequeño.

Nos cuenta una madre que ella tiene dos hijas, una de 4 años y otra de 8 meses. Desde que la pequeña nació, su hija mayor cambió de comportamiento. Pasó de ser una niña dócil y de buen carácter para tener un carácter bastante rebelde. Se ha vuelto desobediente, agresiva, voluntariosa, y que hace todo lo posible, dentro de lo malo, para llamar su atención. Esta madre, como muchas que escribieron al nuestro consultorio, no sabe qué hacer para controlar esta situación. Cuál debe ser su actitud con la pequeña y con la mayor para que ninguna de las dos se sienta diferenciada.

Los celos son celos iguales independientemente de la edad. Y con los celos entre hermanos pasa lo mismo. El sentir celos es una reacción natural. Imagínate sí un día tu marido o tu esposa te dice que vendrá una otra persona a vivir con vosotros. Que a partir de ahora no seréis dos y sí tres. Y que además te consuela diciendo que será más divertido que tengas otra persona con quien compartir y disfrutar de la compañía. ¿Qué harías? Creo que nadie dudaría de la reacción que tendría, ¿verdad? Pues eso es lo que dicen los padres a sus hijos cuando este esta a punto de tener un hermanito. Que el pequeño jugará con él, que se llevarán de maravilla... El pobre vive maravillosamente con sus papás, con las atenciones centradas en él, todo el cariño, todo el cuidado, toda la dedicación, y de repente, ¡ZAS! Todo empieza a cambiar...

Al nacer el segundo hermano, los celos del mayor son inevitables. Aparece en los niños sobretodo cuando creen que van a perder el cariño de sus padres. Es muy difícil dejar de ser el sol para ser una estrella más en el Universo de su casa.

Los celos son expresados de distintas formas. Algunos niños los exteriorizan. Otros los reprimen.

Los niños expresan sus celos de distintas formas pero muchos de ellos lo manifiestan a través de un cambio en su conducta. Se vuelven más desobedientes, más rebeldes, y más agresivos al punto de llegar a morder y/o golpear a su nuevo hermanito, quitándole los juguetes u otros objetos, molestándole en cuanto tenga una oportunidad. Para él, su hermano es su rival, ha invadido su territorio y le ha robado mucho del tiempo que tenía con sus padres. Así que es normal que él se sienta amenazado por su nuevo hermanito.

Otros niños, en cambio, se vuelven llorones, y se pegan a la falda de la madre en el intento de llamar su atención y de no perderla. Se sienten débiles, cómo si ya nadie se importase con ellos. Se reprimen y se vuelven profundamente tristes. Se niegan a comer, a jugar con los amigos, se niegan a todo, tomando una actitud rencorosa con sus seres queridos como forma de reprocharles por haber centrado su atención y cariño en el otro hermano.

Es común también que los niños celosos debido a la llegada de un hermanito, presenten algún retroceso en su desarrollo. Algunos vuelven a hacerse pis en alguna que otra ocasión, y otros llegan a pedir que les pongan de nuevo el pañal. Otros pueden volver a hablar de una forma más infantil, a chuparse el dedo, a exigir que su madre le devuelva su chupete, e incluso su lugar en una sillita de paseo y que le dé de comer a la boca otra vez. Son reacciones normales de la crisis que está atravesando. Y no hay mucho que hacer en estos casos. Ni alarmarse por lo que hacen, ni regañarles. Esta es su protesta y hay que comprenderla con paciencia y muchísimo cariño. Sólo se debe prestar atención a los celos cuando alteren la convivencia y sean persistentes.

Como todo en la vida, los celos entre hermanos generan consecuencias negativas y positivas.

Los celos son inevitables. Así que lo único que puedes hacer es ayudar a tu hijo a que lo que siente él sea menos doloroso y que no crezca. Como todo en la vida, los celos entre hermanos generan consecuencias negativas pero también positivas. Y buenas o malas las notarás en el desarrollo y en el comportamiento de tu hijo.

Es natural que con la llegada de otro hijo, tengas que dividir su cariño y su afecto. Pero piensa que para el hijo mayor eso le hará sentir más apartado. Ya no tendrá la atención exclusiva de sus papás. Al percibir que el pequeño capta la atención de los padres, más que él piensa o se imagina, hará de todo para llamar la atención. Una de las actitudes más probables es que imite las conductas del bebé. Empezará a chuparse los dedos, a pedir que lo tomen en brazos, a volver a usar el chupete, e incluso a hacerse pipí encima nuevamente. Empezará a portarse como se fuera un bebé. Así, él cree que le darán más atención.

Para captar la atención de sus padres, un niño algo mayor y creyendo haber sido reemplazado por el pequeño para sus padres, puede que vuelva un poco agresivo, desanimado, y deprimido. Puede que pase de ser un niño tranquilo para convertirse en desobediente, negativo y siempre demostrando oposición frente a las órdenes de sus padres. Se resiste a participar de las reuniones familiares, interrumpe las conversaciones de sus padres, y hace todo lo que sus padres dicen que no puede hacerlo. Puede también que se muestre más sensible y llorón. En consecuencia, el niño puede presentar dificultad para concentrarse, para prestar atención, lo que le puede llevar a una alteración en el rendimiento escolar.

Otros niños empiezan a rechazar todo: se resisten a cepillar los dientes antes de dormir, a comer, a salir de casa, a recoger sus juguetes, a hacer los deberes de la escuela, y así con todo. Sin embargo, hay otros que van más allá. Empieza a manifestar síntomas físicos como dolor de cabeza, dolor de la tripita, dolor de piernas, etc., que pueden ser fingidos o no. Y en estos casos es necesario vigilarle de cerca.

Si existe algo de positivo en los celos entre hermanos es cuando el mayor, al compararse con su hermano pequeño, decide "ser mejor" que él. Y es cuando busca tener el poder en algo relacionado con alguna habilidad, normalmente física. Se empeña en aprender a andar de bicicleta sin las ruedas, a saltar la comba, a nadar sin manguitos, etc. Hace de todo para demostrarse a sí mismo y a los demás que él hace más cosas y mejor que su hermano. En este caso hay una voluntad de superación y no el contrario. Eso mantendrá su auto estima en el lugar que debe estar. Y le ayudará a combatir los celos hacia su hermano.

Los efectos de unos celos mal resueltos pueden representar algunos problemas en el futuro de tu hijo.

Depende mucho de la actuación de los padres, que la situación de celos que están viviendo en casa, se quede en una crisis temporal, dentro de unos límites razonables. Y que no represente un sufrimiento mayor al niño ni que se dé espacio a una rivalidad duradera. Los efectos de unos celos mal resueltos, pueden representar algunos problemas en el temperamento del niño celoso como el egoísmo, la envidia, la codicia, etc.

Ningún niño esta preparado para recibir otro hermano. Los niños no vienen con el manual de instrucciones. Todo depende únicamente de sus padres. De lo que reciben de ellos. Cuando tengas que dar la noticia de un nuevo hermano a tu hijo lo hagas tu mismo, antes de que alguien se te adelante. Hay que decirle con mucho cariño y mucho tacto para que el niño sepa claramente sobre lo que va a ocurrir. Para que el niño no se sienta de lado y lejos de su protagonismo, pida su opinión sobre la habitación del hermanito, sobre los colores, los juguetes que él le dejará, etc. Hay que explicarle que su hermano va a quererle mucho y que él podrá cuidarle y protegerle. Y que además le enseñará muchísimas cosas.

Es necesario, a partir del quinto o sexto mes de embarazo, cuando ya se ve la tripa grande, que tu hijo empiece a comunicarse con su hermano a través del ombligo de la mamá. Pídale que cante su música favorita a su hermanito o que le cuente un cuento antes de dormir.

Durante el parto

Siempre que sea posible, la madre, antes de irse al hospital, debe despedirse de su niño. Y pedirle que cuide bien de la casa durante el tiempo que esté ella en el hospital. Conviene asegurar que la persona que le va a cuidar venga a vuestra casa. El niño se sentirá más seguro. No se debe olvidar de explicar al niño los motivos de algunas ausencias, y compartir con él todo lo que está pasando. Aunque esté en el hospital, llámale por teléfono para preguntar sobre sus actividades. El papel del padre, en estos momentos, debe ser aún más visible. Y cuando sea posible, que el niño vaya a visitar a su madre y a conocer a su hermanito en el hospital. Un detalle importante: si puedes, lo recibas con un regalo en el hospital, y dile que fue su nuevo hermanito que le ha traído.

Regreso a casa

El momento de la vuelta a casa es el que exige más tacto. Demuestre alegría al volver y encontrar todos juntos otra vez. Demuestre interés y escucha todo lo que el mayor cuente sobre los días que estuvo sin la madre en casa. Hágale saber que ahora la familia será aún más feliz. El niño necesitará de la seguridad y la confianza de sus padres. Así que no se sienta culpable por si tu hijo sufra con los celos. Lo único que puedes hacer es darle cariño, mucho cariño. Otra cosa es avisar a las visitas para que le presten atención a él y no sólo al recién nacido.

Es importante que no se cambie la rutina del niño tras el nacimiento del hermano. No olvidarse de las costumbres que tenías antes del otro bebé. Si hay que hacer un cambio, se debe hacerlo antes de que nazca el otro bebé. No olvides de jugar con el mayor, de estar en la mesa a la hora de comer, cenar, de prepararle su merienda preferida, de permitirle que se acurruque en tus brazos. Busque que el momento que tenías solo con él no se altere. Por ejemplo, no te olvides del cuento a la hora de dormir,... esas cosas. Ni la madre ni el padre. Otra cosa importante es planificar las actividades familiares y tener muy en cuenta aquello de "Todos para uno y uno para todos". Que la familia sea un trabajo de equipo.

Fuente: www.guiainfantil.com

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Cada noche inventan un montón de excusas para no acostarse. ¿Cuál es la razón?
¿Por qué no quiere irse a dormir?

El pequeño Lucas tiene algo más de dos años y, hasta hace unos pocos días, cada noche se iba a su camita feliz y contento, de la mano de papá o mamá, y caía rápidamente en un sueño tan profundo y tranquilo que daba gusto verlo.

Ahora, sin embargo, cuando llega la hora de acostarlo -e incluso un poco antes, cuando intuye que el momento se acerca-, comienza la retahíla de excusas y reclamos: "No tengo sueño", "Me duele la guatita", "Tengo hambre", "Quiero agua", "Me hago pis", "Quédate conmigo"... y, cuando todo falla, Lucas recurre a sus dotes de seducción: imposible resistirse cuando mira a sus papás con sus grandes ojos y susurra: "Un ratito más, ¿dale?".

Inculcar buenas costumbres

Razones para no querer irse a la cama hay muchas, pero casi todas ellas tienen que ver con el estado afectivo del pequeño y con los hábitos que hayamos establecido desde que era un bebé. Si desde pequeño hemos fomentado malos hábitos de sueño o no hemos establecido los rituales adecuados para irse a dormir, no es de extrañar que ahora el momento de irse a la cama esté plagado de berrinches y lágrimas.

Además, en muchos casos el tiempo que los niños pasan con papá y mamá es tan breve que mandarlos a dormir cuando están disfrutando por fin de nuestra compañía es casi como un castigo. Si, además, el niño no ha tenido un buen día (se rompió su juguete favorito, empezó a ir al jardín infantil, hizo alguna travesura y lo retaron...), lo más lógico es que antes de dormir necesite una dosis extra de compañía y mimos.

Cuando las reticencias se producen de manera esporádica, el día que pone excusas a la hora de dormir podemos pensar que le ha pasado algo. Quizá ha cenado demasiado, ha dormido una siesta muy larga o está enfermo: un simple resfrío puede alterarlo y dificultar que concilie el sueño.

Acontecimientos excepcionales, como amigos que vienen a cenar a casa, la llegada al lugar de vacaciones o cualquier otro hecho fuera de lo común, también pueden perturbar al pequeño y alterar los preparativos que rodean la hora de acostarse. En estos casos, hay que intentar cumplir las rutinas al máximo, pero, si no es posible, simplemente hay que hacer saber al niño que se trata de una situación especial. No hay problema en saltearse las normas de vez en cuando, y no pasa nada si un día se acuesta un poco más tarde o se queda dormido en el sillón. Eso sí, siempre y cuando en los días siguientes recuperemos los hábitos de siempre.

Distinta es la cuestión cuando el rechazo a irse a la cama se convierte en habitual y sus continuas demandas ("Tengo sed", "Quiero hacer pis", etc.) suenan a excusa. Ignorarlo no es la solución, pero tampoco lo es permitir que utilice estos recursos siempre para salirse con la suya. Ambas posturas resultan extremas y, a la larga, agravan el problema.

Para los más mimosos, a los que les cuesta separarse de papá y mamá, un buen truco es dejar a su alcance una prenda o un pañuelo en los que hayamos echado unas gotitas de nuestra colonia o perfume. El aroma familiar lo tranquilizará y lo ayudará a conciliar el sueño.

Antes de dormir le encantará escuchar una historia (pero sólo una) en la que él sea el protagonista, o el relato de algún acontecimiento real que le interese, como el día de su nacimiento o cómo dormía cuando era un bebé...

Transformar la cama en el sitio más atractivo de la casa no falla: una almohada nueva y blandita, unas sábanas con dibujos divertidos o un puñado de estrellitas reflectantes pegadas en el techo son algunas ideas.

Podemos concederle un tiempo extra inventando algún juego como parte del ritual de las buenas noches. Por ejemplo, podemos permitir que vaya acostando a sus muñecos, uno a uno, y que él sea el último en meterse en la cama. Además, verse rodeado de amigos hará más agradable la noche.

Hay que atender a sus demandas

Lo primero será comprobar si el niño realmente tiene alguna dolencia, evaluar si es adecuado darle de comer o tomar algo liviano (¿cuánto tiempo pasó desde la cena?) o acompañarlo al baño si lo necesita. Si lo que pide son mimos, no hay nada malo en complacerlo. Al contrario: nuestras muestras de cariño lo harán sentirse querido y seguro, condiciones indispensables para irse a la cama de buen humor.

Con todo, lo ideal en estos casos es estar atentos a sus pretextos favoritos y tratar de adelantamos a ellos, incluyéndolos en los rituales previos a acostarse. Por ejemplo, si siempre tiene ganas de hacer pis cuando ya está en la cama, hagamos por sistema una visita al baño antes de acostarlo, aunque no lo pida. O dejemos cerca de su cama una botellita de agua con la que aplacar su inoportuna sed. Y no olvidemos los besos y arrumacos en la despedida de buenas noches, antes de apagar la luz.

En realidad, lo que ayuda al pequeño a conciliar el sueño no es tanto que atendamos a sus demandas o excusas concretas como convertir el momento de irse a la cama en un ritual, compartido con los padres, que se repita cada noche. Eso ayuda al niño a ponerse en situación y lo anima a irse a su cama sin dramas.

El primer paso es establecer una hora fija para irse a acostar (sin rigidez, pero con firmeza). Eso no implica que a partir de ese momento el niño tenga que dormirse, sino que debe permanecer en su cuarto (y mejor aún si se mete en la cama), e intentar conciliar el sueño. Si no lo logra, al menos debe tratar de descansar.

Los primeros días seguramente se dedicará a juguetear con los muñecos que tenga cerca, e incluso es posible que salga de su cuarto y reclame nuestra atención. Si es así, lo mejor será acompañarlo de vuelta a su cama y recordarle, con seriedad pero sin gritarle ni amenazarlo, que es hora de dormir.

Aunque aún es pequeño, hay que explicarle que, si no duerme por la noche, al día siguiente estará muy cansado y no podrá dormir hasta la hora de la siesta, ni en otro lugar que no sea su camita.

Al establecer la hora de acostarlo, tengamos en cuenta que el cansancio excesivo influye negativamente en el sueño, por lo que no hay que demorarse mucho a la espera de que el chico caiga rendido. Si notamos que nuestro hijo se muestra muy irritable al final del día, será más prudente adelantar el momento de meterlo en la cama.

Y otro consejo: nunca debemos amenazar a los hijos con acostarlos si se portan mal. Dormir, al igual que comer o jugar, no debe ser un castigo, sino una actividad placentera que los pequeños disfruten al máximo. Lo contrario sólo provoca problemas de sueño.

Actividades que ayudan a dormir

Una hora antes de irse a la cama, se debe tratar de crear un ambiente relajante que favorezca el sueño: apagar la televisión y las luces intensas, poner algo de música suave... A continuación, es aconsejable llevar a cabo una secuencia de acciones previas al descanso nocturno que ayuden al chico a sosegarse. Por ejemplo: bañarse, ponerse el pijama, cenar, cepillarse los dientes, hacer pis, leer juntos un cuento, ofrecerle agua, darle un masaje, un beso de buenas noches...

Lógicamente, estas rutinas y su secuencia variarán de unas familias a otras. Algunas son realmente originales, como la de unos padres que cada noche forman un tren con sus tres hijos y van pasando de habitación en habitación dejando a cada niño en su estación .

Tampoco pasa nada por introducir pequeños cambios en el ritual que precede al sueño en función de las circunstancias o los requerimientos del pequeño. No hay nada de malo en dejar encendida una luz tenue o en colocar una pila de muñecos a los pies de su cama si así se siente más tranquilo.

Fuente: Revista Ser Padres Hoy
Violeta Alcocer, Psicóloga
Asesor: Gonzalo Pin Arboledas, Pediatra.

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Los niños que muerden

Morder es una conducta muy común en los niños menores. Las razones por las que los niños muerden a otros varían de niño a niño.

Es algo natural que los niños de alrededor de un año de edad muerdan a sus padres o a cualquier otra persona que esté al alcance. En la mayoría de los casos, los niños de esta edad muerden para aliviar la presión que sienten en las encías debido a la dentición.

Las mordeduras que no son causadas por la dentición pueden convertirse en un problema en los niños de 18 a 30 meses de edad. Los niños de esta edad no están conscientes del dolor que las mordeduras causan a otros niños y adultos.

Aunque es común que los niños muerdan cuando están jugando, este comportamiento necesita atención inmediata. Las mordidas, además de ser dolorosas, pueden causar peleas entre compañeros de juego. Los niños que muerden también corren el riesgo de ser aislados por sus compañeros.

Los niños pequeños a menudo muerden como consecuencia de la frustración, el coraje, o la agitación. Así que es importante que los padres y las personas que cuidan a los niños estén alerta a las situaciones que resultan en mordidas. Esto ayudará a los padres a entender qué causa este comportamiento.

¿Qué Se Puede Hacer?

El problema de las mordidas no es algo que uno tiene que soportar hasta que los niños crezcan o "aprendan mejor". Hay muchas medidas a tomar para prevenir y resolver el problema de morder.

Prevención

*Ponga límites. Para prevenir el problema de las mordeduras, los padres y educadores deberían de poner límites antes de que los niños se reúnan para jugar. Las reglas deben ser simples, como tomar turnos y compartir. Los padres y educadores deben reforzar estas reglas consistentemente.

*Sorprenda a los niños portándose bien. Los padres y educadores deben felicitar a los niños por comportarse bien. Los elogios sirven como premio a la buena conducta. También dan reconocimiento a los niños que se portan bien en lugar que a los niños que se portan mal.

*Supervise de cerca el juego. Los padres y educadores deben poner atención a lo que sucede en el juego de los niños. Ellos deben de intervenir antes de que ellos estén fuera de control. Organizando los períodos para jugar puede disminuir las circunstancias que causan las mordeduras.

*Ponga atención a lo que enseña. Los padres y educadores que utilizan los gritos, las nalgadas, u otro tipo de conducta agresiva como método de disciplina, corren el riesgo de enseñarle a los niños que la conducta agresiva es aceptable en ciertas ocasiones, especialmente para resolver problemas. Los adultos que golpean, gritan y/o arrojan cosas cuando están disgustados enseñan a sus hijos a ser agresivos cuando están enojados.

Intervención

*Identifique a qué horas ocurren las mordidas. Los padres y educadores deberían de observar la hora y las circunstancias en las cuales los niños recurren a morder. Los adultos pueden usar esta información para corregir o evitar estas situaciones. Por ejemplo, si los niños muerden cada vez que juegan en un grupo numeroso, se deben tomar medidas para separar a los niños durante el juego. Si la conducta relacionada con las mordidas es persistente, se deben evitar las situaciones que causan el comportamiento. Puede ser necesario que los padres o educadores simplifiquen la hora del juego, reducir el número de niños en el grupo, o acortar la duración de los juegos.

*Utilice tiempos de descanso breves. Los padres y educadores pueden utilizar reprimendas breves, como "No muerdas. Las mordidas duelen. Ve a descansar por dos minutos." Y luego darle al niño un tiempo de descanso. A los niños que muerden y se les da tiempo de descanso, se les debe permitir que regresen al grupo, una vez que estén calmados y bajo control. Los padres y educadores deben ofrecer a los niños atención positiva, haciéndoles saber que hay mejores maneras de comunicarse y de ser reconocidos.

*Ofrezca alternativas para morder. Los padres y educadores deberían mostrarles a los niños lo que pueden hacer en lugar de morder. Por ejemplo, "En lugar de morder cuando tú te enojas, ¿porqué no te retiras del grupo?". O "En lugar de morder cuando te enojas, pídele ayuda a la maestra." En seguida se les pide a los niños que repitan las alternativas.

*Concentre su atención en el niño que ha sufrido la mordedura. Padres y educadores podrían dar juguetes o atención al niño que ha sido mordido. Si los niños muerden para atraer atención, o una reacción de los adultos, aprenderán muy pronto que hay mejores maneras de atraer atención. Si, por ejemplo, un niño muerde a otro durante una pelea por un juguete, el juguete debe de dársele al niño que ha sido mordido. Esto enseñará a niños que muerden, que morder no da buenos resultados.

*Pida ayuda profesional si el problema persiste. Si morder se convierte en un problema continuo, aún cuando se ha tratado de intervenir, puede ser necesario buscar ayuda profesional, para encontrar las causas del problema y eliminar esta conducta.

Que NO Hacer

El problema de morder NO deber ser ignorado, con la esperanza de que pronto desaparecerá. En muchos casos, este problema no desaparece. No importa qué tan frustrados se sientan los padres tratando de eliminar esta conducta, mordiendo a los niños para enseñarles una lección NUNCA es recomendado. Si esto enseña algo a los niños es que los adultos lastiman a la gente. En muchos casos, niños muy chicos no pueden relacionar el dolor que ellos sienten cuando los muerden, y el dolor que ellos causan cuando han mordido a alguien.

Recuerde

En la mayoría de los casos los niños que muerden lo dejan de hacer conforme mejora su habilidad de hablar. Conforme el lenguaje mejora, los niños pueden usar palabras para expresar su frustración y coraje. Esto ocurre como a los 3 años de edad. Cuando los padres se enfrentan al problema de morder con firmeza y consistencia, la mayoría de los niños entienden lo que se les dice y rápido dejan de morder.

Finalmente, una mordedura que corta la piel puede causar infección. Si la piel se corta, es importante lavar la herida con jabón y agua, y luego aplicar una vendita estéril, y asegurarla con cinta adhesiva. El doctor debería examinar la herida lo más pronto posible.

Fuente: www.parenting-ed.org

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Aún no ha cumplido dos años y ya hace unos berrinches tremendos ¿Es normal?
¿Tan chico y con rabietas?

“Mi hijo Pedro tiene 16 meses. De un tiempo a esta parte su carácter ha dado un giro de 180 grados. Antes era dulce y alegre, pero ahora, cada vez que lo reto o le prohíbo algo, se pone como un loco e, incluso, intenta pegarme. ¿Qué le ha pasado? ¿Qué he hecho mal para que se comporte así?”

Eliana

Pequeños de un año con esos arrebatos? Es algo difícil de creer. La temida fase de la terquedad no suele empezar hasta más tarde, generalmente a partir de los 18 ó 20 meses.

Entonces, ¿por qué ocu­rre? Las opiniones de los psicólogos no coinciden. Mientras unos hablan de una fase de terquedad adelantada, otros creen que el comportamiento agresivo es una señal de un trastorno momentá­neo de comunicación entre el pequeño y su entorno. La causa es, sin embargo, siempre la misma: algo no le parece

“Paula tiene 14 meses y cuando algo no es de su agrado empieza a chillar como una fiera. Escupe la comida, incluso los alimentos que le suelen gustar. Pega si no la dejo hacer algo, por ejemplo meter un lápiz en el enchufe. Ignora por completo la palabra “no” y tampoco se deja poner los pañales. ¿Es normal?”

Florencia

bien al pequeño y hace una rabieta.

El ánimo de los niños de un año suele ser más bien alegre. Disfrutan de poder moverse solos, de llegar adonde quieren y agarrar lo que desean. Son capaces de meterse la galletita en la boca y de tomar de una taza sin la ayuda de mamá. Todo eso fomenta su buen humor. Mientras los adultos los dejan descubrir el mundo a su manera, están contentos. Pero si los quieren interrum­pir, se ponen furiosos.

No todos, pero algunos sí. Pelean, pegan, muerden y hacen un berrinche cuando los queremos cambiar, bañar o vestir. Y los padres miran a ese ser diminuto de sólo diez kilos con estupefacción y no reconocen a su propio hijo. Parece que se lo han cambiado.

Y es cierto, su pequeño ya no es el mismo. Ha cambia­do porque se ha vuelto más independiente. Ya no necesita a mamá o a papá tanto como antes y se lo demuestra cuando, por ejemplo, quiere ser él el que tome su juguete y no que se lo den sus padres.

Los niños de un año rebosan energía y están llenos de curiosidad. Cada día prueban algo nuevo a ver qué pasa. Por ejemplo: "¿Hasta dónde me deja alejarme papá? ¿Puedo vaciar el cajón de los juguetes tranquilamente, o se enojará y me llevará a rastras?"

Se trata de un constante tanteo e intento de encontrar el equilibrio entre los deseos de los pequeños y los de los adultos. Si el espacio o el margen de maniobra es demasiado limitado, el niño empieza a protestar con todos los medios a su alcance.

No puede decir con palabras lo que quiere y no entiende, por ejemplo, que tenga que estar puntual en el pediatra y que por eso no pueda terminar de construir su torre de cubos.

Por lo tanto, se defiende con manos, pies, chillidos y llantos desesperados. Según los especialistas, este tipo de comportamiento agresivo refleja con frecuen­cia una lucha por la atención de los adultos. Cuando los niños tienen la sensación de que se les presta la atención suficiente, les resulta más fácil controlarse.

Ese proceso se inicia cuando son sólo unos bebés: al principio, necesitan ser atendidos las 24 horas del día. Aún no saben esperar o renunciar a algo. Quieren que les hagan caso cuando tienen hambre, se han hecho caca o están simplemente aburridos. Y eso lo demuestran o lo reclaman llorando. Si los padres reaccionan enseguida, el bebé se siente comprendido.

Si esta experiencia positiva se repite una y otra vez, el niño probablemente esté más dispuesto a cooperar cuando se haga mayor que otro que de bebé tuvo que llorar mucho hasta conseguir lo que quería. Pero esto tarda. Durante el primer año, los padres tendrán que decir 99 veces "sí" hasta conseguir un solo "sí" del pequeño. Parece muy laborioso, ¿no? Pero no, no lo es tanto, son los mati­ces los que importan. Veamos algunos ejemplos:

- Matías, de 13 meses, está sentado en la cuna y tira de la cinta que su osito lleva alrededor del cuello. Está totalmente concentrado en esta actividad.
Su mamá ha quedado en encontrarse con una amiga en quince minutos. El tiempo apremia:
Opción A: La madre va a la cuna y dice: "Matías, tenemos que vestimos y salir". Luego espera hasta que el pequeño interrumpa su juego y la mire. No tardará mucho. Entonces toma al niño, que se dejará llevar sin protestar.
Opción B: La madre se plan­ta delante de la cuna y sin decir nada saca al niño y lo viste. Seguramente Matías protestará.

- Florencia, de 14 meses, tiene hambre. Espera a que su madre la atienda.
Opción A: Su mamá se sienta con ella a la mesa y dice: "Mmm, ¡qué papilla más rica! ¿La vas a comer?". Espera pacientemente hasta que la niña abra la boca, trague y esté lista para la siguiente cucharadita. La madre se toma el tiempo que Florencia necesita.
Opción B: Su mamá se sienta a la mesa y le mete una cucharadita tras otra, independientemente de si la boca está abierta o no, si Florencia protesta o no. La comida se convierte en un tira y afloje.
Es obvio que los padres que esperan hasta que el niño les dé una señal o su consentimiento se ahorran un montón de disgustos y enojos.

Fuente: Martina Rao – Revista: Ser Padres Hoy, Febrero 2006
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El manejo de las pataletas: estrategias, evidencias y malas prácticas

Las pataletas (y la forma de manejarlas) suelen ser una de las principales quejas que los padres reportan respecto de la conducta de sus hijos/as, especialmente durante los primeros seis años de vida. En general, una pataleta es entendida como una reacción descontrolada y no planificada de rabia y frustración que se expresa a través de una serie de conductas que pueden ir desde llorar, gritar, tirarse al suelo, hasta pegar, morder, y golpear/se. Evidentemente, mientras más descontrolada y extrema es la reacción del niño/a, más indicadora es de algún tipo de dificultad temperamental, emocional, familiar, genética, y/o contextual.

Todos los seres humanos (niños y adultos) suelen hacer pataletas, lo que varía es la intensidad, duración y tipo de conducta que se realiza para expresar la rabia y frustración. Estudios específicos sobre la duración e intensidad de la pataleta han mostrado que ésta conducta tiene su pick de intensidad entre 1 y 4 años, en donde alrededor del 80% de los niños suelen acudir a este tipo de reacciones en momentos de stress, rabia y frustración. A pesar de que muchas veces se atribuye a la pataleta una intención de manipulación por parte del niño/a, esta reacción suele expresar una necesidad no cumplida (sea una necesidad física, emocional, social, etc.). Es decir, los niños hacen pataletas como una forma de expresar su rabia y stress producto de no haber obtenido lo que desean conseguir y no necesariamente como intentos de manipulación hacia los padres.

¿Cómo se manejan las pataletas?

Históricamente, el consejo práctico que los profesionales han dado se relaciona a ignorar la pataleta, no hacer caso a las peticiones del niño/a, y/o dejarlo en un lugar alejado hasta que se calme (por ejemplo, cuando se envía al niño a su habitación). Es decir, lo que se conoce como la técnica del Time-Out (Tiempo-Fuera). Sin embargo, últimos estudios provenientes de las investigaciones sobre la calidad del apego entre padres e hijos, y del desarrollo de habilidades socio-emocionales en los infantes (lo que se conoce como Aprendizaje Socio-Emocional) han demostrado que este tipo de técnicas provoca una serie de efectos negativos a corto y largo plazo, tanto en los niños, como en la relación con los padres. En primer lugar, se ha demostrado que cuando se les hace Tiempo-Fuera (no solo en el contexto de la crianza, sino también en la educación preescolar y escolar) ellos reportan sentirse con más rabia, más frustración e ignorados por sus padres (o profesores). Algunos mencionan sentirse tristes y rechazados, y no confiar en la disponibilidad y ayuda del adulto cuando se sienten mal.

En segundo lugar, los niños/as que son sometidos a esta técnica como práctica disciplinaria cotidiana para manejar eventos estresantes, evidencian a largo plazo mayores índices de agresividad, mala conducta, desorden, y oposicionismo, ya no sólo con sus padres sino con otros adultos. Es decir, que en este sentido, el Tiempo-Fuera puede parecer que tiene efectos positivos a corto plazo (ya que el niño parece calmarse) pero a largo plazo genera un clima conflictivo y hostil entre el niño y sus padres. Por último, los estudios sobre prácticas positivas de crianza han mostrado que la técnica del Tiempo-Fuera NO enseña nada positivo al niño/a sobre su propia conducta y reacciones, y la de los otros (es decir, no enseña nada sobre valores e inteligencia emocional). Más bien lo que hace es imponer una disciplina sobre la base de enseñar un poder autoritario que se debe acatar, pero sin que el niño pueda comprender el qué, cómo y porqué de su conducta descontrolada. Más aún, esta técnica suele dar una información emocional contradictoria al niño, donde se le impone que trate de calmarse por sí mismo y en soledad, cuando la pataleta es justamente una expresión de que él no tiene la habilidad para hacer eso.

¿Cuál sería entonces un manejo apropiado de las pataletas?

Más que Tiempo-Fuera, el mejor manejo sería un Tiempo-Adentro (Time-In). El Tiempo-Adentro implica que, más que alejarse del niño y dejarlo solo, hay que quedarse con él/ella utilizando una serie de estrategias para que se calme. Esta estrategia tiene el fin último de comunicar al niño/a que los padres son seres protectores y contenedores en momentos difíciles (aspecto vital en toda estrategia sana de crianza). Más específicamente, algunas acciones concretas a realizar son:

1) Nunca descontrolarse en esos momentos (no gritarle, pegarle, decir malas palabras, o inferir malas intenciones);

2) Ponerse a la altura visual del niño/a: esto permite que él sienta menos estrés y poder autoritario de parte de los padres y pueda calmarse fácilmente;

3) Siempre trate de poner en palabras o comentar en frases breves y simples lo que está ocurriendo afectivamente en el niño (por ejemplo, “yo sé que te da rabia porque no quieres acostarte, pero tienes que dormirte porque ya es tarde”). Esto ayuda a que el niño aprenda en futuras ocasiones a comprender y verbalizar estas reacciones de descontrol;

4) Desviar la atención con algo agradable para el infante: es decir, mostrarle una alternativa que le guste (por ejemplo, ofrecer leer un cuento en vez de comer un helado a las 9 de la noche). Esto no sólo calma al niño, sino que le enseña formas para calmarse en el futuro;

5) No tratar de enseñar temas de disciplina en el momento de la pataleta, ya que cuando uno se encuentra en estados afectivos negativos no comprende razones ni consecuencias (por ejemplo, “si te portas mal, no podrás salir mañana”), sino mas bien esperar a que esté más calmado, y mostrarle que su conducta no es apropiada (obviamente, sin descalificarlo, culparlo, y/o ridiculizarlo).

En el fondo, el Tiempo-Adentro (a diferencia del Tiempo-Afuera) lo que hace es tratar de contener y enseñar al niño/a sobre su reacción, más que provocarle más malestar y establecer una autoridad basada en el poder innecesario con él/ella.

De mi experiencia, existen padres que asumen muy bien el Tiempo-Adentro ya que se dan cuenta que las otras estrategias suelen ser muy estresantes para los niños/as. Pero también existen padres que consideran que este tipo de crianza les quita poder y autoridad (como que la crianza con los hijos se basara en una relación asimétrica de acatamiento del poder), y otros padres consideran que ese tipo de estrategias no son muy ideales ya que toman demasiado tiempo y paciencia (pero los niños no tienen la culpa que sus padres no tengan tiempo).

En conclusión, cualquier estrategia de crianza que provoque más estrés y malestar en el niño/a, es una estrategia que va a tener efectos negativos a largo plazo. En el caso de las pataletas, un consejo que se puede dar a los padres, madres y adultos, es que piensen durante un momento cómo se sentirían si tratarán de expresarle a alguien que se sienten enojados, frustrados, tristes, y esa otra persona NO los tomara en cuenta, y los obligara a aguantar solos esa reacción emocional.

Fuente: Felipe Lecannelier Acevedo, Psicólogo Clínico, Director del Centro de Estudios Evolutivos e Intervención en el Niño (CEEIN), Universidad del Desarrollo
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Sexualidad infantil: el descubrimiento del cuerpo

Cuando nace, el niño comienza a recibir mucha información de sus sentidos. En una primera etapa predominan las sensaciones agradables ligadas al amamantamiento y a los cuidados del cuerpo, que son inseparables de la relación con la madre. Alrededor de los ocho meses, la masturbación se describe como conducta normal, que tiene características placenteras y exploratorias. Progresivamente y cerca de los dos años, los niños descubren sensaciones de placer ligadas a la motricidad y al control de esfínteres.

El placer de tocarse

Aproximadamente a los tres años, descubren las diferencias sexuales y surgen las fantasías en torno al tema. Exploran su cuerpo, el de sus padres y hermanos, así como también preguntan sobre el nacimiento de los bebés. Según los especialistas, esta curiosidad es sana y está ligada a su despertar sexual. Durante este periodo suelen aparecer las conductas autoeróticas, donde habitualmente se tocan sus genitales o se autoestimulan con objetos. En general, los niños se acarician al momento de ver televisión, cuando están descansando en su pieza o moviéndose sobre el brazo de una silla.

Según los especialistas el ser humano se siente atraído por sensaciones placenteras y busca repetirlas. Éstas se van focalizando más en los órganos genitales y es así como el niño descubre conscientemente este nuevo placer.

El que un pequeño se acaricie sus genitales es algo absolutamente normal dentro de su desarrollo. Pero deja de serlo cuando lo hace de forma compulsiva, es decir, cuando deja de lado sus actividades habituales, como jugar, y se aísla para buscar su autoerotismo de modo repetitivo. También es anormal que lo haga reiteradamente y en público.

Esta conducta tiende a desaparecer a los 5 ó 6 años, periodo en que el niño vuelve su curiosidad e interés hacia el colegio y el aprendizaje.

 

Claves para una sexualidad sana

Todos los seres humanos nacen con la capacidad de tener sentimientos sexuales

- Los niños son seres sexuales desde el momento del nacimiento.

- Una sexualidad sana es parte vital de la sana autoestima del niño.

- El ejemplo que brindan los padres constituye un modelo para el desarrollo de la sexualidad de los hijos.

- La información que recibe el niño, apropiada para su etapa evolutiva, es fundamental para que compremnda el aspecto sexual del mundo.

- Los padres deben enviar mensajes claros a los hijos con respecto a los valores familiares y la posición tomada ante la sexualidad.

- Los progenitores son los educadores primarios de los hijos en lo que respecta a la sexualidad.

- Si un niño hace una pregunta y lo encuentra desprevenido, postergue la respuesta, pero no deje de contestarla a la brevedad.

- Si un padre siente que conversando con su hijo cometió un error, debe decirle y enmendar el problema, puede comenzar diciendo: "¿Recuerdas cuándo hablamos de los bebés? Hay algo que no te expliqué bien; estuve leyendo al respecto y en realidad es así....".

 

El rol de los padres

Los expertos en sexualidad infantil sostienen que los padres que se ven enfrentados a la masturbación infantil no deben alarmarse, sino actuar con naturalidad. Es fundamental estar bien informados y asesorados para saber cómo reaccionar, sin estimular ni rechazar la situación.

Si un padre encuentra a un niño acariciándose no debe retarlo ni decirle que lo que hace es sucio o malo, pues esa reacción podría generarle dificultades futuras en su sexualidad. En cambio, debe desviar su atención hacia cosas distintas, invitarlo a hacer otra actividad como salir de paseo, jugar o pintar, para impedir indirectamente que continúe en lo mismo.

Si los niños presentan esta conducta en público, los padres deben abordar directamente el tema, decirles que es algo privado y que tiene que ver con la intimidad del cuerpo.

Si un menor juega a acariciarse con otros niños, los especialistas recomiendan intervenir de modo natural, impidiendo que la situación continúe. Y si hay un pequeño que insiste en estimular la sexualidad de otros, hay que impedir que se encuentren a solas y hablar con los padres de ese niño para que resuelvan la situación.

Educación sexual y comunicación

Los especialistas sostienen que la verdadera protección contra la pornografía y el abuso sexual debe estar en el propio hogar. Existen dos maneras de proteger a los niños: mediante la prevención, que se logra con una buena educación sexual y una actitud apropiada por parte de los padres; o a través de la represión, con la utilización de filtros y el control de cada una de las actividades de los hijos. Sin embargo, la mayoría de los expertos se inclina por la primera.

A la hora de prevenir es clave que los padres entreguen a los niños los recursos necesarios para que ellos mismos adopten un comportamiento adecuado. Especialmente en la preadolescencia, cuando se despierta un interés natural por el tema de la sexualidad y los jóvenes buscan las instancias para conocer más al respecto. Es ahí, donde los papás deben estar presentes, para aclarar dudas, proporcionar material educativo e iniciar conversaciones alusivas, porque en general, quienes están más expuestos son los niños que tienen un vacío grande de información y que buscan llenarlo con el material pornográfico.

 

¿Qué hacer si un niño ve pornografía?

Es importante que los padres comprendan que un niño que comienza a mostrar ciertas inclinaciones hacia la pornografía, está buscando formas de aprendizaje que probablemente no ha encontrado en su casa. Ante estos casos, debe conversar el tema, preguntar porqué lo hace y averiguar cuál es su visión respecto a la sexualidad, de manera que pueda diferenciar lo meramente genital de lo integral de este concepto.

 

No a las prohibiciones

La curiosidad es parte del desarrollo y los padres deben asumirlo como tal, pero tratando de hacer fácil el acceso a una información más confiable y apropiada. Si se les prohíbe que naveguen libremente en el computador de la casa, irán al computador de un amigo, arrendarán un video o conseguirán revistas pornográficas. En cambio, existen videos educativos, o incluso películas donde se pueden descubrir muy buenos ejemplos si se analizan en familia, en el colegio, o con un grupo de amigos.

Si un niño siente que tiene acceso a todo, pero que sus padres le “recomiendan” o le advierten sobre determinados temas, confiará en ellos y tal vez, indague de todas formas, con la convicción de que lo que va a presenciar no responde a una conducta normal o apta para alguien de sus características y lo asumirá con mayor responsabilidad.

 

¿Cómo hablar de la homosexualidad ?

Hablar con los hijos de la homosexualidad suele ser una tarea compleja para los padres. Los especialistas sostienen que este tema debe ser abordado según la edad del hijo y teniendo en cuenta los principios y valores que la familia desea transmitir. La explicación, por lo tanto, es absolutamente individual y está determinada en gran medida por la concepción que los propios padres tienen respecto al tema.

 

Lo que los niños deben saber

En el libro “Claves para una saludable sexualidad de tus hijos”, de Chrystal de Freitas, se plantea que hay información sexual básica que el niño debe saber y comprender.

*Hasta los 5 años, la mayoría de los niños deben saber los nombres correctos de las partes del cuerpo, incluyendo los genitales. Saber de dónde vienen los bebés, es decir, del útero o del vientre de la madre. Comprender que vestirse es algo privado, así como ir al baño. En especial los niños de 5 años deben comprender la diferencia entre el secreto y la privacidad. Sentirse cómodos cuando hablan de sexo con los padres o con un adulto confiable. Tener una buena autoestima en lo que respecta a su propia identidad femenina o masculina.

*Entre los 6 y los 9 años, deben comprender cómo se reproducen los animales y las plantas dentro del ciclo vital. De dónde vienen los bebés, cómo “entran”, cómo “salen”. Las diferencias entre los sexos, usando los términos correctos para referirse a los genitales de ambos sexos. Los conceptos relativos a lo familiar: tener hijos, divorciarse, volver a casarse. La información básica sobre el SIDA, las ETS y otras infecciones trasmitidas por vía sexual. La necesidad de ser cada vez más responsables en cuanto a la salud y seguridad de su cuerpo, es decir, responsable de la higiene personal. Lo que significa la amistad y la justicia y ser capaces de comunicar lo que sienten, a los padres o a algún adulto en quien confíen.

*De los 9 a los 13 años, la mayoría de los preadolescentes deben concebir la sexualidad como una parte normal de la vida. Saber que los cambios por los que atraviesan los varones y las niñas durante la pubertad son normales. Saber cómo hacerse amistades. Comprender el proceso de la reproducción. Conocer las distintas orientaciones sexuales: heterosexual, homosexual, lesbiana, bisexual. Tener un sentido de la privacidad corporal y saber qué es el abuso sexual, cómo identificarlo, cómo protegerse y cómo reaccionar ante situaciones potencialmente peligrosas.

Fuente: Revista PadresOK

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Cuánto y cómo abrigar a los niños

Cuando los niños son pequeños las mamás reciben muchos consejos de cómo abrigarlos. Algunos dicen que es bueno exponerlos al frío para que ‘creen defensas', mientras que otros aseguran que hay que abrigarlos para evitar que se resfríen. Los especialistas sostienen que no existe una receta única de cómo se debe arropar a un niño, pero sí aseguran que hay parámetros para determinar cómo, cuánto y cuándo abrigarlos, teniendo en cuenta que es fundamental nunca sobre-abrigarlos.

El pediatra Luis Andrés Vives plantea que el modo de arropar a un niño va a depender de la edad. “Los menores de 3 meses se enfrían más rápido, porque el porcentaje de agua corporal es mayor y su sistema de autorregulación aún es inmaduro, por lo tanto, hay que abrigarlos más, pero no tanto tampoco, sólo una o dos prendas más de ropa que las que esté usando el adulto. Asimismo, los menores de un año deben tener, en épocas frías, una prenda más que el adulto. En cambio, los niños mayores de un año en general usan la misma cantidad de ropa que su papá o su mamá. En épocas de transición estacional, como en otoño por ejemplo, conviene abrigarlos un poco más en las mañanas y en las tardes, porque las temperaturas tienden a bajar en esas horas”, afirma el pediatra.

El frío en el invierno

Durante el invierno no es raro que muchos padres expongan a los niños a lugares calefaccionados y luego los saquen al aire libre. El doctor Vives sostiene que no es conveniente exponer a los niños pequeños a estos cambios bruscos de temperatura, ya que se ha comprobado que favorecen la aparición de resfríos y problemas respiratorios. “En lo posible, se debe evitar el cambio de un medio caluroso a uno frío y en el invierno es mejor abrigar al pequeño que prender estufas. Generalmente, lo que ocurre es que se calefacciona un sector más que otro, en una casa por ejemplo, y el niño inevitablemente pasa de una pieza más calurosa a otra más fría, y ahí es donde se genera el ambiente propicio para que se resfríe”.

El pediatra plantea que si los padres consideran necesario utilizar estufa, ojalá no sea en la misma pieza y de preferencia catalítica, ya que no seca el aire, no contamina y además, representa un peligro menor respecto a posibles quemaduras. Lo importante es mantener una temperatura promedio en toda la casa, para evitar que el menor pase de un lugar caluroso a uno frío y, sobre todo en invierno, proteger siempre las orejas y la cabeza del niño, porque en estas partes del cuerpo se pierde más calor”.

El profesional asegura que es un mito pensar que sacar a los niños al frío es bueno para que creen defensas. “El único medio efectivo para proveer anticuerpos al niño es la lactancia materna, que ha demostrado ser muy efectiva especialmente contra las bacterias”.

Evitar las bajas temperaturas en primavera y verano

En verano ocurre lo mismo con los cambios bruscos de temperatura, ya que cada vez son más los lugares que utilizan aire acondicionado. El menor, al pasar de un ambiente climatizado a uno de temperatura normal, tiene mayores probabilidades de resfriarse. En caso de visitar un mall o un supermercado, lo importante es abrigarlos al entrar y salir de ellos, para que los niños no sufran cambios de temperatura.

El doctor Vives sostiene que el aire acondicionado los hace estornudar por un fenómeno reflejo, por lo que si un pequeño está bien abrigado no se debería enfermar. Sin embargo, usar aire acondicionado en los autos no es recomendable para niños menores de un año.

El mito del sobreabrigo

Tenga presente que los niños, por su actividad y metabolismo, pocas veces prefieren tener frío y suelen negarse a usar ropa gruesa porque les estorba para sus actividades y juegos. Aún así, cuando hace frío hay que abrigarlos con suéter, polerón y bufanda si es que salen en las mañanas o en las noches. La bufanda debe cubrir la nariz y la boca, para que respiren a través de ella con la finalidad de "calentar" el aire que inhalan. También son muy recomendables los gorros pasamontañas.

Según el pediatra, en Chile existe un mito de que los niños deben estar siempre muy abrigados, lo que claramente es un error. Agrega que, tanto o más importante que el tema del abrigo, es recomendable que a los menores de un año no se le acerquen otras personas o niños resfriados, y que los adultos usen mascarillas cuando estén agripados.

Fuente: extracto de artículo publicado en revista PadresOk, mayo 2003

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Niños y animales: Más que simples amigos

Los especialistas señalan que tener una mascota puede significar para un niño una fuente de muchas riquezas. Además de gozar de la compañía de un perro o gato y de entretenerse jugando, aprenden a cuidar y preocuparse de otro ser vivo, y entender la vida y la muerte. Asimismo, afirman que los ayuda en la expresión de las emociones; alegría frente a las gracias inesperadas de su animal y pena cuando están enfermos.

Autoestima y mascotas

La psicóloga infantil Isabel Pacheco, plantea que tener una mascota mejora la autoestima del niño. “En su relación con su perro o su gato el animal lo escucha y lo acepta sin emitir juicios de valor, entregándole afecto y amor incondicional. Los cuidados y atenciones que demandan las mascotas hacen que el niño se sienta útil y genera una estrecha relación entre él y el animal, en la que ambos intercambian cariño y emociones. Las mascotas son para ‘su amo' una constante fuente de motivación”, comenta la profesional.

La convivencia con las mascotas contribuye según Isabel Pacheco, a que los niños aprendan valores positivos como el respeto hacia los animales y la vida, la amistad y el amor, crea sentido de responsabilidad y promueve la comunicación entre padres e hijos, lo que fortalece la autoestima en los niños.

La psicóloga, afirma que a través de las mascotas los niños ejercitan la comunicación no verbal y aprenden a descubrir lo que les sucede sin necesidad de palabras. De la misma manera descubren que las señales de la mascota son distintas a las de una persona. “Así sabrá que cuando el perro le mueve la cola es porque está contento y si el gato se engrifa es porque está asustado o enojado. Ambos, el niño y su mascota, tienen que ingeniárselas para comunicarse a través de un lenguaje no verbal”.

Isabel Pacheco explica que las mascotas estimulan el contacto social, ya que “permiten que los niños compartan con otras personas anécdotas y experiencias sobre el animal, ampliando su círculo de amistades. Asimismo, el cuidado y el cariño que le brindan a una mascota lo ayuda a desarrollar una mayor empatía y actitudes positivas, y aprenden a actuar de la misma manera con las demás personas”.

En opinión de Cecilia Williamson, psicóloga infantil de la Universidad Católica , los niños más pequeños -8 meses- son los que primero se interesan por los animales; especialmente por los más pequeños. Sostiene que “es especialmente útil en el caso de hijos únicos tener una mascota, ya que le entregan el afecto y los juegos que no tiene en ausencia de un hermanito”.

La psicóloga afirma que los animales soportan de los niños cosas que no tolerarían de los adultos. “Los pequeños hacen rabiar y a veces les pegan a sus mascotas y a pesar de eso los animales siguen queriéndolos, porque sienten un gran intercambio de vitalidad entre ellos y los niños”.

La muerte de una mascota

Respecto a la muerte de un animal, Cecilia Williamson plantea que le permite al niño descubrir que la muerte es parte de la vida. “Si bien no podría entender todavía la muerte de los padres, sí puede admitir la muerte de los que ama bajo estas formas de seres vivos, cuya desaparición los ha separado de él materialmente pero no en el recuerdo”. La psicóloga plantea que si el niño siente gran pena por la muerte del perro, del gato o del pollo, los padres tienen que mostrarse favorables sin tomarlo trágicamente, porque así “el pequeño sentirá más amor por otros animales y admitirá mejor la adversidad de la muerte”.

En este sentido, Isabel Pacheco agrega que no se recomienda reemplazar de inmediato una mascota. “El niño debe vivir la pérdida y extrañarlo por un tiempo, porque si después muere un miembro de su familia nadie podrá comprarle otro”.

Fuente: Artículo publicado en Revista PadresOk, agosto 2004.

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La exigente tarea de ser Mamá

Hojeando una revista sobre viajes, vemos la fotografía de una mujer nativa que trabaja la tierra mientras lleva a sus espaldas a su pequeño hijo dormido. Inmediatamente, nos aguijonea ese eterno sentimiento de culpa que nos hace sufrir a todas las mujeres que trabajamos fuera de la casa: ¡Si pudiéramos partir cada mañana a la oficina, al banco, a la tienda, con nuestros hijos atados a la espalda, para darles -piel a piel- el contacto que necesitan tener con la mamá!

La madre que trabaja, que cumple un horario fuera de la casa cada día, tiene que batallar con el implacable tiempo en contra, el estrés, las exigencias de una sociedad indiferente y los íntimos sentimientos de culpabilidad...

¿Cómo Cumplir Bien el Papel de Mamá, sin Dejar de Trabajar?

Acepte que una mamá es de carne y hueso y no una "superwoman".

Esto implica jerarquizar las actividades diarias, dando prioridad a aquéllas que enriquecerán su labor de mamá. Si tiene niños en edad preescolar o que inician la enseñanza básica, no les ordene que se vistan en cinco minutos mientras usted elige la tenida con que irá al trabajo. Inevitablemente, sus hijos se atrasarán y deberá gritar y enojarse cuatro o cinco veces cada mañana, sin éxito. Levántese 15 minutos antes y ayúdelos a vestirse, aprovechando ese momento para regalonearlos y decirles que los quiere. Sírvales usted misma la leche y despídalos en la puerta. Luego, párese frente al closet y elija su ropa con serenidad, porque ya hizo su parte como mamá.

Aprenda a decir NO sin temor.

No es extraño que a la mujer que trabaja se le pida prolongar su horario o realizar trabajo adicional a cambio de un aumento en sus ingresos. Antes de dar el sí, ponga en la balanza lo que pierden sus hijos, por un lado y, por el otro, las ventajas de una mayor remu­neración. Probablemente, concluirá que decir NO les privará de darse algunos gustos, pero, en cambio, sus hijos continuarán recibiéndola temprano cada día, y los sábados podrá regalonear en cama hasta más tarde. Todo esto es infinitamente más enrique­cedor para su familia. Recuerde que los niños son "seres en extin­ción" y que mañana, cuando al fin pueda disfrutar de lo ahorrado con tantas horas extraordinarias y cursos de perfeccionamiento, ellos ya no estarán .

Hay un tiempo para todo.

Esta es la máxima más útil para el enriquecimiento de la vida familiar. En esta era de telefonía celular, computadores y fax, es muy fácil que se deteriore la calidad de vida de la familia: el tiem­po dedicado al trabajo se superpone al tiempo para ser mamá, porque sus hijos la llaman a la oficina para pedirle que les ayude con las tareas. Al llegar a la casa y mientras se preocupa de los niños, usted tiene la mente puesta en los problemas que quedaron pendientes en la oficina y en el trabajo que se llevó para la casa.

En ese momento, los tiempos se le han desorganizado y sus hijos ya no sabrán si quien les sirve la comida con el teléfono en la mano es la mamá o la mujer ejecutiva.

Si ha soñado alguna vez que vuela como Superman y cae por un precipicio, ese sueño es una señal: la "supermujer" que usted trata de ser es en realidad de carne y hueso . Deténgase, analice su estilo de vida, identifique en usted cada uno de los papeles que está re­presentando y jerarquice . En ese ordenamiento, no olvide que el papel más importante que le encargó la Naturaleza es el de mamá .

Pero, para cumplido, debe saber decir NO a tiempo y aprender a olvidarse del trabajo cuando llega a su casa cada tarde.

Fuente: Amanda Céspedes – Neuróloga y Siquiatra Infantil

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El Ángel de los niños

Cuenta una antigua leyenda que un niño que estaba por nacer, le dijo a Dios:

-Me dicen que me vas a enviar mañana a la Tierra; pero ¿cómo viviré tan pequeño e indefenso como soy?

-Entre muchos ángeles escogí uno para ti, que te estará esperando: él te cuidará.

-Pero dime: aquí en el Cielo, no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz.

-Tu ángel te cantará, sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y serás feliz.

-Y ¿cómo entenderé cuando la gente me hable, si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?

-Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar y con mucha paciencia y cariño te enseñará a hablar.

-Y, ¿qué haré cuando quiera hablar contigo?

-Tu ángel te juntará las manitos y te enseñará a orar.

-He oído que en la Tierra hay hombres malos, ¿Quién me defenderá?

-Tu ángel te defenderá aún a costa de su propia vida.

-Pero estaré siempre triste porque no te veré más, Señor.

-Tu ángel te hablará de Mí y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque Yo siempre estaré a tu lado.

En ese instante, una gran paz reinaba en el Cielo pero ya se oían voces terrestres, y el niño presuroso, repetía suavemente:

-Dios mío, si ya me voy dime su nombre, ¿Cómo se llama mi ángel?

-Su nombre no importa, tú sólo le dirás: Mamá.

- Autor Desconocido -

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Los nuevos desafíos de ser padres

Hasta hace sólo unos cincuenta años atrás lo que más se esperaba de un padre era que proporcionara bienestar material y seguridad a su familia. Los cariños, consuelos y mimos eran tareas propias de la madre. Pero ese modelo está cambiando.

Hoy ser papá implica involucrarse más en el cuidado y crianza de los niños, dedicarles más tiempo, hablar con ellos y escucharlos, aplicar disciplina y, en general, compartir con la mujer todas las responsabilidades de la paternidad.

Una tarea nada de fácil. Los desafíos que enfrenta el padre actual distan mucho del estereotipo de padre de antaño. Seguro que muchas veces cuando niño soñó con ser futbolista, bombero, doctor, astronauta o profesor ¿Pero alguna vez pensó que también sería padre?

No se preocupe. No es el único hombre que está un poco desorientado sobre cómo ejercer su rol de padre. Con tantos cambios, la mayoría de los hombres modernos se ha quedado sin un modelo que los oriente en su tarea de ser papás.

A continuación, un vistazo a algunos de los roles que los hombres adoptan frente a la paternidad. Desde el papá que "vive" casi todo el día en la oficina, hasta aquel que decide cuidar él mismo a sus hijos. Compruebe si alguno de estos estereotipos le acomodan:

El padre trabajólico

Muchas familias siguen aferrándose a la idea de que el padre es el pilar de la casa, el que trabaja fuera y no tiene tiempo para solucionar problemas domésticos ni emocionales.

No imaginan a un papá que llegue a las seis de la tarde a casa, para salir a andar en bicicleta o ayudar en las tareas a sus hijos. Su ideal de padre es ese que llega pidiendo que le saquen los zapatos y en dos minutos le sirvan la comida.

Para algunos padres ejercer así la paternidad es una bendición. No obstante, el modelo tiene inconvenientes: el padre tiene escaso tiempo para estar con sus hijos, cuidarlos y jugar con ellos.

Así, se pierde muchas de las alegrías y placeres de la vida familiar y lo que es más grave, se transforma en una figura distante, ya que se reducen las oportunidades de conocer a sus hijos y de que ellos también lo hagan.

Aunque es lógico que un papá que trabaja cerca de diez horas diarias, vuelva a su casa cansado y quiera tener un poco de tiempo para sí mismo, es posible revertir la situación o al menos aminorarla. Intente ahorrar algo de energía para sus hijos.

Las horas que tendrá para disfrutarlos y tomar parte activa en su crecimiento son pocas y cada año serán menos. Sea natural, creativo, participativo y tan comprometido en la crianza de sus pequeños, como lo es en su trabajo. No recibirá pago por este tiempo, pero será remunerado cada vez que su hijo se sienta feliz a su lado.

Padre de tareas divididas

En los países occidentales, dos tercios de las mujeres con hijos menores de edad tienen un trabajo pagado. Ello lleva a que los padres compartan más tareas y responsabilidades en el hogar y así es como surge el papá que reparte su tiempo y energía entre el trabajo, la casa y los niños.

El ideal de estos padres es poder trabajar desde la casa, o bien, conseguir empleos de media jornada, para así tomar turnos en el cuidado de los hijos. Sin embargo, es en este punto donde también encuentran sus mayores dificultades, ya que un empleo de medio tiempo nunca es igual de bien pagado que uno de jornada completa.

Por otra parte, trabajar desde la casa requiere de mucha disciplina. Compatibilizar las mudas con los trabajos en el computador, no es tarea fácil. Y lograr concentrarse con los niños jugando alrededor menos aún.

Pero hay que verle el lado positivo: con una buena organización y división de responsabilidades entre ambos progenitores, toda meta es posible. Además, sus hijos pasarán más tiempo con ambos y ustedes serán para ellos un verdadero ejemplo de cómo se pueden compartir las responsabilidades de la paternidad, lo cual será un buen modelo para cuando crezcan y también sean padres.

Papá de tiempo completo

También conocido como “marido en casa”, este modelo de papá no es para cualquier hombre, ya que la mayor parte de ellos se siente muy incómodo desafiando a los roles tradicionales. No obstante, cada vez son más las parejas que lo consideran una alternativa válida.

Aunque los hombres generalmente son mejor remunerados, existen excepciones a la regla. Algunas familias prefieren que se quede en casa el que gana menos. Y ese puede ser el hombre.

La mayor dificultad que enfrentan los papás de tiempo completo es que se sienten un poco fuera de contexto, tal como las madres que no trabajan. Con la diferencia que es más aceptado socialmente que ellas programen actividades y se reúnan con otras mujeres que tampoco trabajan fuera de casa. Los hombres, en cambio, tienen pocas opciones de cursos o actividades dirigidas a ellos y les es difícil encontrar a algún hombre con quien compartir inquietudes comunes.

Si opta por ser papá de tiempo completo, ejerza una paternidad activa y desarrolle esas actividades que antes dejó de lado por falta de tiempo, como hacer muebles para su casa, arreglar el jardín o aprender algo de mecánica, desarmando piezas de un vehículo viejo. "Echando a perder se aprende" puede ser su lema y, de paso, su distracción.

Equilibrando los roles

Para evaluarse y tratar de averiguar qué clase de padre quiere ser, es útil que evalúe a su propio padre. Si su padre fue cercano y cariñoso con usted, probablemente tendrá un buen ejemplo a seguir.

Pregúntese qué hizo él que a usted le agradara o que no, y qué cambiaría en la relación entre él y usted ¿Quisiera ser como él o totalmente diferente? Las respuestas lo ayudarán a orientarse en la dirección que quiere tomar ahora.

No espere encontrar respuestas correctas o incorrectas, porque no las hay. Lo mejor es conversar y definir las soluciones en pareja.
Confíe en sus instintos, ya que definitivamente no hay muchos modelos, aunque puede buscar ciertos lineamientos en libros y sitios web para padres.

Para Kevin Osborn, escritor estadounidense y autor del libro “Sea un buen padre”- en el cual está basado este artículo- , existen ciertos puntos vitales en la paternidad:

•  Compartir su tiempo
•  Mostrar su amor
•  Mantener y proteger a su familia
•  Impartir sus valores
•  Inculcar su disciplina
•  Servir como modelo
•  Mostrar respeto a su hijo (a)

Usted puede ver si está o no de acuerdo y establecer sus propias prioridades. Cualquiera sea su elección, disfrute de su maravillosa misión de padre.

Fuente: Padres OK

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Radiografía de un papá

En los últimos años el rol del papá ha ido cambiando. Dejó de ser un mero proveedor, para incorporarse más activamente a la crianza y educación de sus hijos. El papá de hoy se preocupa de las tareas de sus niños, ayuda en las compras, e incluso acompaña a su señora en el momento del parto.

1. El papá es PAPÁ desde el principio, cuando se entera que va a tener un hijo y no espera que el niño ya esté grande para comunicarse con él.

2. Se interesa en conocer a su hijo: en qué etapa del desarrollo está; cuáles son sus gustos e intereses, sus amigos, sus temores. TODO.

3. Se hace tiempo para ESTAR con su hijo: sale con él, conversa, juega, le lee, etc.

4. Responde las dudas de su hijo, le enseña cosas entretenidas.

5. Enseña con el ejemplo.

6. Se deja tiempo para ir a las reuniones del jardín infantil o del colegio; va a las entrevistas con la profesora. Con todo esto el niño va sintiendo que SU mundo también le interesa al papá.

7. Regalonea, besa y le hace cariño a su hijo.

8. No basa su autoridad en el castigo físico y no le pide siempre a la mujer que sea la que corrija.

9. Prohíbe cuando hay que prohibir y alienta cuando hay que alentar.

10. Se interesa por ayudar en la vida de la familia.
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Las 10 características de un papá modelo

Hace tiempo que los papás cambiaron. Y para mejor. A diferencia de años atrás, donde la figura paterna era respetada pero lejana, hoy emerge una imagen de padre nueva; renovada y tan cercana como la materna. Sin duda ha nacido un nuevo papá, que no le teme a los pañales, ni a la mamadera y tampoco a las reuniones del colegio. A continuación, diez rasgos que definen al papá modelo, ese que todo hombre debería aspirar a ser.

 


1 Presenciar el parto

Hasta hace un tiempo, estar presente durante el nacimiento de los hijos era una opción. Hoy, en cambio, es un aconteci­miento imperdible para cualquier padre, porque es un recuerdo imborrable que determina positivamente la relación futura entre él y su hijo.

Como señala el psicólogo Juan Pablo Contreras, "los hombres que tienen la oportunidad de asistir a los partos de sus hijos pueden conectarse con su capacidad de amar, acurrucar, contener y contactarse con la guagua que tienen en brazos desde el primer instante. Sin duda, presenciar su nacimiento cambia la manera de invo­lucrarse y de expresar el amor". .

Agrega que esto no significa que aquellos padres que no han gozado de esta expe­riencia no puedan conectarse amorosamente con sus hijos, .pero el haber estado en el parto facilita el desarrollo del vínculo con la guagua". Sostiene que un niño que ha tenido un padre involucrado y comprometido en la crianza durante los primeros 2 años de vida, tiende a ser más seguro en la exploración del mundo, más curioso y menos dubitativo frente a nuevos estímulos.

2 Demostrar el amor

Los papás de hoy están mucho más dispues­tos a demostrar el amor hacia sus hijos que las generaciones anteriores. Besar y acariciar a los niños en público y en privado es una de las características que aflora en los padres de hoy; mucho más conscientes de la im­portancia que el contacto y la cercanía física tiene para los niños.

Según Claudia Rojas, psicóloga clínica y terapeuta familiar y de pareja, el demos­trar el amor a los hijos es fundamental para establecer una relación sana. "Hoy es cada vez más frecuente ver padres que abrazan a sus niños y les dicen que los aman; algo que hace unos años atrás era un espacio relacional mucho más típico de las mamás". En este sentido, Juan Pablo Contreras indica que "los padres de hoy están reconociendo y aceptando su capacidad de amar, 'atrofiada' por largo tiempo en el pasado".

3 Colaborar en lo doméstico

Motivados por un deseo de ser 'más cercanos' a sus hijos, los padres modernos están atreviéndose a tomar los espacios amorosos antes entregados sólo a la mujer y los domésticos también. Por ejemplo, conversan con los hijos acerca de lo que hicieron en el colegio, juegan con ellos y los bañan, los visten y les dan de comer. Algunos papás incluso los preparan para ir al colegio en las mañanas; los despiertan, les colocan el uniforme, les dan el desayuno y lo van a dejar al colegio.

Juan Pablo Contreras afirma que un alto grado de compromiso del papá en el trabajo de la casa con los niños, "genera un contexto familiar armonioso, en que tanto el hombre como la mujer se sienten satisfechos con su matrimonio y con los acuerdos acerca de la crianza infantil a la que han llegado. Surge una sensación de 'acompañamiento' en la crianza, porque los hijos se traen al mundo de a dos, y deben criarse entre dos también".

4 Dedicar tiempo y espacio

Distintos estudios sociológicos y culturales muestran cómo los padres hombres hoy en día han cambiado la forma de estar y de expresar el amor por los hijos e hijas. "Hoy los hombres en general, y de acuerdo a sus posibilidades, intentan tener más tiempo para estar con los hijos. Al entre­vistarlos, una gran mayoría reporta que la presencia paterna en sus vidas fue menor y que no recibían tantas expresiones de afecto. Esos padres no han seguido el mismo modelo y hoy en día buscan cam­biar la experiencia con sus hijos", explica el psicólogo.

Según los especialistas, los niños valoran que sus padres les dediquen atención al menos un par de horas al día. A pesar de eso, el profesional indica que también es importante la cantidad, "por eso es necesario equilibrar ambas cosas. Si bien para muchos parece una tarea difícil de cumplir por las obligaciones que impone el trabajo, con una buena organización de las prioridades y división de responsabilidades, es posible".

5 Ayudar en las tareas escolares

Llegado el momento de ir al colegio, los niños con un 'papá presente' están mejor prepara­ dos, tienen mayor tolerancia a la frustración y más confianza en sus capacidades y habi­lidades para trabajar solos. Los investigadores que buscan identificar los efectos de una paternidad activa, sostienen que los niños con padres comprometidos se caracterizan por una mayor capacidad cognitiva y de control, mayor empatía y creencias sexuales menos estereotipadas.

Como indica Juan Pablo Contreras, distintas investigaciones aseguran que la cantidad de tiempo que un padre le lee a sus hijos es un factor determinante para predecir muchas de las habilidades cognitivas, y que cuando se involucran activamente en las tareas de los hijos el rendimiento escolar sube.

6 Dar consuelo

Así como acompañar en .los juegos, los padres deben ser capaces de consolar a los hijos en momentos de pena. Esta tarea, antes relegada sólo a las mamás, es en la actualidad una característica del padre moderno, más conectado con las emociones de los hijos.

A través del apoyo paterno, los niños y niñas pueden comprender que la tristeza es un sentimiento tan válido como la alegría y que su papá también pasó por momentos de angustia cuando era pequeño. Escuchar de un padre frases como 'a mi me pasó lo mismo a tu edad', o 'también me sentía triste, así como tú', es de gran ayuda para los hijos.

7 Ser un papá incondicional

Así como el amor, la figura incondicional del padre es fundamental en el desarrollo infantil.

Según los afamados doctores T. Berry Brazelton y Joshua Sparrow, dos norteame­ricanos expertos en niños, actualmente la mayoría de los padres están dispuestos a desempeñar un papel más gratificante para ellos y para sus hijos, marcando presencia en todos los ámbitos de su vida y siendo imprescindibles para sus niños.

Según estos especialistas, la ausencia de sus propios padres hace que estos nuevos papás se muestren más profundamente comprometidos con sus hijos y sean incon­dicionales a ellos. "Los hombres son más respetados ahora que en previas generacio­nes, por su compromiso en la crianza de los hijos. Por eso, sus contribuciones en su educación serán cada vez más valoradas", concluyeron en una reciente columna del The New York Times.

8 Hacer reír

El juego y el buen humor son características que se aprenden principalmente del padre. Hacer reír a los hijos continuamente permite ayudarlas a enfrentar la vida con humor y a enseñarles a gozar de la alegría de cada día. Contar a los hijos anécdotas graciosas de la infancia permite generar espacios de complicidad entre ambos y reírse juntos de ellas les enseña a los niños que la vida puede ser una fiesta si se lo proponen.

9 Ser una figura educativa

Es importante que el padre sea una figura fuerte y de autoridad, que a ojos de los niños ordena el mundo, poniendo normas y límites. En este sentido, ser como padre una figura educativa se vuelve una fuente protectora frente a los peligros y un guía de la inteligencia y el pensamiento. Un padre con una figura imponente en cuanto a valores e ideas, es una pieza fundamen­tal en el desarrollo de la autonomía y un excelente educador para superar frustra­ciones y enfrentar conflictos. Asimismo, ayuda en el desarrollo de la autonomía y en la identificación de la imagen mascu­lina, tanto de niños como niñas.

10 Estar presente

Ir a dejarlos o a buscarlos al jardín infantil y al colegio todos los días o al menos una vez a la semana, acompañarlos a los cum­pleaños de sus amigos, cuidarlos cuando tienen fiebre, llevarlos al médico y no perderse el acto del 'Día del Padre', significa estar presente.

Los niños que gozan de un papá que está ahí siempre, tienen características que los diferencian. Son alegres y seguros y van por la vida sin temor a lo descono­cido. Por eso no es extraño el hallazgo reciente de investigadores de la Universi­dad de Maryland, Estados Unidos, que comprobaron que los niños que cuentan con una figura paterna activa tienen una capacidad de aprendizaje superior, mayor autoestima y menos rasgos depresivos que los niños que carecen de ella.

Fuente: PadresOK – Junio 2005

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Resultados PSU 2007

El siguiente es el listado de los 50 colegios de la rama humanista científico - diurno con mejor puntaje promedio PSU lenguaje y comunicación y matemática de la promoción año escolar 2007 de la provincia de Santiago.
Los datos están basados en la información oficial entregada por el DEMRE (Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional) dependiente de la Universidad de Chile.

 

Unidad Educativa Comuna Dep. Alum. Prom.Psu
1 Colegio Cordillera De Las Condes Las Condes Pp 58 702,32
2 Colegio La Girouette Las Condes Pp 52 699,05
3 Colegio Tabancura Vitacura Pp 102 693,10
4 Colegio Los Alerces Lo Barnechea Pp 33 690,86
5 Andree English School La Reina Pp 147 684,58
6 Instituto Alonso De Ercilla Santiago Pp 110 682,20
7 Colegio Internacional Alba Maipu Pp 27 680,22
8 Colegio Los Andes Vitacura Pp 69 674,71
9 The Grange School La Reina Pp 113 674,15
10 The Kent School Providencia Pp 49 672,78
11 Colegio Tabor Y Nazareth Lo Barnechea Pp 111 672,68
12 Instituto Nacional General Jose M.Carrera Santiago M 656 671,17
13 Lycee De L'alliance Francaise A. De St-Exupery Vitacura Pp 76 668,86
14 Fundacion Educacional Santiago College Providencia Pp 124 667,48
15 Colegio Cumbres Las Condes Pp 254 667,38
16 Colegio Del Sagrado Corazon De Apoquindo Las Condes Pp 94 666,28
17 Colegio Del Verbo Divino Las Condes Pp 150 663,73
18 Colegio San Ignacio El Bosque Providencia Pp 145 663,11
19 Saint George's College Vitacura Pp 169 662,61
20 Colegio San Benito Vitacura Pp 110 661,80
21 Colegio Aleman St.Thomas Morus Providencia Pp 44 661,31
22 The Mayflower School Las Condes Pp 60 659,50
23 Colegio Aleman De Santiago Las Condes Pp 124 659,42
24 Lincoln International Academy Lo Barnechea Pp 22 658,89
25 Colegio Padre Hurtado Y Juanita De Los Andes Las Condes Pp 114 658,77
26 The Newland School Lo Barnechea Pp 84 657,89
27 Colegio Santa Ursula Vitacura Pp 58 656,97
28 Liceo Carmela Carvajal De Prat (Ex. A-44) Providencia M 335 655,04
29 Colegio Wenlock School Las Condes Pp 52 654,78
30 Villa Maria Academy Las Condes Pp 119 653,18
31 The Southern Cross School Las Condes Pp 38 653,00
32 Colegio Dunalastair Las Condes Pp 54 651,48
33 Colegio Calasanz Ñuñoa Pp 103 649,75
34 Colegio Suizo De Santiago Ñuñoa Pp 25 649,16
35 Trewhela's English School Providencia Pp 74 649,03
36 Colegio Huelen Vitacura Pp 60 648,97
37 Fundacion Educ. Colegio De Los Sscc-Manquehue Vitacura Pp 128 648,65
38 Redland School Las Condes Pp 59 647,69
39 Colegio Craighouse Lo Barnechea Pp 101 647,34
40 Saint Gabriel's School Providencia Pp 140 645,48
41 Colegio Josefino Santisima Trinidad Providencia Ps 31 645,00
42 Instituto Hebreo Dr.Chaim Weizmann Lo Barnechea Pp 88 644,73
43 Colegio Pedro De Valdivia Peñalolen Ltda. Peñalolen Pp 128 641,93
44 Liceo Jose Victorino Lastarria A-45 Providencia M 384 639,56
45 Colegio Nuestra Señora Del Camino La Reina Pp 33 639,27
46 Scuola Italiana Vittorio Montiglio Las Condes Pp 66 638,91
47 Saint Gaspar College Ñuñoa Pp 77 638,90
48 Corporacion Educ.Colegio San Juan Evangelista Las Condes Pp 114 638,23
49 Colegio Apoquindo Hombres Lo Barnechea Pp 73 635,84
50 Colegio Pedro De Valdivia - Providencia Providencia Pp 69 633,91

DEP (dependencia): - PP : Particular Pagado - PS : Particular Subvencionado - M : Municipal
ALUM : cantidad de alumnos que rindieron la prueba

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